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Opinión: Perdóname Osorio

Debo arrancar esta columna diciendo que hace 2 años había perdido mi fe en el actual Director Técnico de la selección, y es que ese fatídico 7-0 ante Chile dejó una cicatriz muy grande y difícil de borrar. A partir de ese momento pedí tu salida, y aunque con resultados, mas no con funcionamiento, seguiste al frente y luego un año y 12 días después del juego ante Chile llegó el 4-1 ante los alemanes y ya ese fue el acabose, me convencí de que contigo al frente, la selección jamás daría el ancho ante las potencias de este deporte, pero hoy puedo decir con una sonrisa en el rostro que me equivoqué.

Y me sentía muy molesto, muchas veces dije que en el mundial nos iría así: “Perdemos contra Alemania con titulares, Osorio manda al cuadro B ante Corea y empatamos y nos echamos un volado ante Suecia”, te culpaba, ante los resultados recientes con justa razón, de un fracaso del TRI aún sin siquiera haber tocado suelo ruso. Pero a mí y a muchos que pensaban como yo nos callaste la boca.

Estoy seguro que aquel 4-1 en Confederaciones te caló más a ti, evidentemente aprendiste de tus errores. En ese juego México tuvo 61% de posesión ante el 39% de Alemania, ayer fue al revés, fue 39% para México y 61% para Alemania, una muestra inequívoca de que planteaste este juego de manera muy diferente al anterior.

Puedo apostar que esa derrota ante Alemania te hizo cambiarlo todo: los estudiaste por 6 meses, viste cada uno de sus movimientos; como atacan, como defienden, e ideaste un plan para neutralizarlos. Le diste a cada seleccionado un plan de acondicionamiento físico específico. Como estratega, planeaste minuciosamente a los 11 jugadores que saltarían al campo, me imagino que tuviste que romperte la cabeza tras lesiones de jugadores clave, pero aún así seguiste con tu plan, y lo mejor es que todo te salió, como si los 90 minutos más añadido hubieran salido de un guion que fuiste escribiendo desde aquella derrota en la Copa Confederaciones.

Ayer fue impresionante ver como cuando un jugador alemán recibía un balón, ya tenía a uno de los verdes marcándolo y a 2 o 3 más cubriendo las líneas de pase. Se recuperaron 35 balones y la premisa era con 2 o 3 toques buscar el área rival. Los nuestros se miraban bien físicamente para ejecutar tu plan, creo que de haber andado más finos, Alemania se llevaba una goleada de escándalo.

Hablando de los jugadores debo de culpar a tus “benditas” rotaciones que tanto se han criticado, yo no comparto la idea de que no tengas un cuadro base pero creo que es evidente que ese sistema ha caído bien al interior del grupo, los has llenado de confianza y has conformado a una cofradía que se la va a jugar contigo a muerte, que ciegamente va a seguir tus órdenes, porque creen en tu proyecto, creen en tu sistema y creen que guiados por ti pueden trascender. Creo que esta generación de futbolistas ha encontrado en ti a un líder que puede llevarlos lejos.

Y como el título de esta columna lo dice: perdóname Osorio, perdóname por echar rabia a cada partido, por perder la ilusión, por no creer en este grupo, por recriminar tus rotaciones, hoy debo de reconocer que eres un estudioso de este deporte, me atrevería a decir que eres un genio incomprendido, y que la selección está en buenas manos.

El mundial es un torneo muy diferente y sé que tus rotaciones han servido para llenar al grupo de confianza, pero espero que entiendas que deben de ir los mejores en los dos juegos restantes, duelos que serán durísimos y, aunque  la verdad no sé hasta donde le alcance a este equipo, lo logrado el día de ayer fue histórico y cuando pasen los años y regresemos a este día, veremos el nombre de Juan Carlos Osorio como el responsable de este triunfo.

Independientemente de si llegamos a ser campeones del mundo o si pasa una catástrofe y nos vamos eliminados en primera ronda, has demostrado ser un hombre que se la juega con la suya, y aunque a eso se le pueda llamar terquedad, cuando eso viene con preparación, estudio y esfuerzo, se le llama determinación, y un hombre con una determinación como la tuya no puede merecer menos que todo mi respeto.

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